Tú te fuiste y me dejaste
encerrado en un infierno
el divorcio, y mil papeles
y una pila de recuerdos.
Desde entonces, no he encontrado
una buena explicación.
Aún no sé por qué te fuiste
pero empieza a estar mejor.
Pero lo que más me duele
es que al irte de mi lado
te has llevado hasta los clavos
no dejaste ni el quinqué.
Y ahora yo quiero que me devuelvas
mi montura y mi caballo,
mi machete, y mi rosario,
mi jarrito para el café.
Y ahora yo quiero que me devuelvas
el retrato de mi abuela,
mi cotorra Magdalena,
y mi juego de ajedrez.
Y ahora quiero que me devuelvas
mis casetes, mis cacharros,
mi perro, el chivo y el gato,
y el requinto que encontré.
Y ahora quiero que me devuelvas
mi aguardiente colombiano,
mi pasaporte australiano,
y mi reloj de pared.
Pero lo que más me duele
es que al irte de mi lado
te has llevado hasta el armario
no dejaste ni el quinqué.